Qué visitar
IGLESIA DE SAN TORCUATO
La iglesia de Santorcaz estaba integrada en la fortaleza, es decir, en el espacio simbólico reservado a los señores de este lugar, los arzobispos de Toledo, quienes de este modo subrayaban su doble condición de poder religioso y territorial. El ábside se proyecta de forma bien visible y ostentosa junto a la entrada principal al recinto, sobre la que además ejerce su protección. Ha perdido el remate almenado y el adarve defensivo que con toda seguridad lo coronaban. Todo el edificio parroquial es el fruto de numerosos añadidos y reformas de distintas épocas, entre los que destacan el retablo renacentista del altar mayor (siglo XVI) y el equilibrado porche neoclásico (siglo XVIII). El templo y por extensión toda la fortaleza, están dedicados a San Torcuato, arzobispo de Guadix durante el siglo I d.C. y precursor del cristianismo en Hispania. La política repobladora del arzobispado de Toledo se basaba en la fundación de núcleos de población en torno a un espacio sagrado, que actuaba como polo de atracción y centro de agregación de nuevos colonos. En Alcalá, ese espacio fue el cementerio donde se creía que estaban los restos de los santos niños Justo y Pastor, mártires de las persecuciones de Diocleciano en el año 304 d.C. Y en Santorcaz, lo fue un lugar en el que la leyenda decía que había predicado San Torcuato. Con el tiempo, el nombre de la localidad acabaría transformándose en Santorcaz.
ERMITA DE LA SOLEDAD
Ésta fue construida en 1671, posiblemente sobre otra anterior, un antiguo humilladero, que ya existía en el año 1575, ya que la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad es del siglo XVI. Es un edificio de planta cuadrada con una única puerta en su frontal y dos arcos sobre una columna central en uno de los laterales, teniendo su hueco cegado por elementos similares a los del muro.
ERMITA DE ORCALEZ
La Ermita de Nuestra Señora de Orcalez se ubica apenas a 1 kilómetro de distancia del pueblo, en la vega del arroyo de Anchuelo, próxima al cruce de las carreteras M-226 y M213. Por desgracia en agosto de 2004 un incendio afectó a la ermita, ardiendo el jardín delantero, las puertas y parte del coro de los pies. Cuando se visitó el edificio estaba en proceso de reconstrucción por parte de la Comunidad de Madrid, según proyecto redactado por el arquitecto Eduardo Barceló. La Ermita se encontraba cercada con vallas metálicas protectoras y se estaban realizando las labores arqueológicas previas. Gracias a la excelente información gráfica y documental que acumuló el arquitecto José Luis Sánchez para su proyecto de restauración del templo, de 1992, que no se llegó a ejecutar, podemos describir algunos de sus principales elementos.
La ermita consta de una nave con un pequeño ábside semicircular con un tramo recto que hace las funciones de anteábside. A los pies de la nave se disponía un coro en alto realizado en madera. Adosado a su fachada occidental se dispone un atrio que las fuentes documentales denominan como el “jardín”. Pueden diferenciarse varias etapas constructivas, destacando algunos vestigios mudéjares en la parte inferior del ábside. Esta superposición de fábricas conlleva el empleo de diversos materiales constructivos, aunque predomina la mampostería con revoco de cal y ladrillo. En el exterior del ábside la mampostería se coloca entre verdugadas de ladrillo, que puede vincularse a alarifes mudéjares y datarse entre los siglos XII-XIV, época en la que también se construyó la fábrica principal de la iglesia parroquial de San Torcuato, donde podemos encontrar influencias de los focos mudéjares toledano y de la Moraña.
Aunque las cubiertas se desmontaron en fechas recientes, la planimetría levantada por José Luis Sánchez Pérez permite conocer que la nave se cubría con una techumbre de madera del tipo de artesa, con armazón de par y nudillo con tirantes y limas sencillas.
ERMITA DE LA CONCEPCIÓN
A 250 metros del casco urbano nos encontramos con la ermita de la Inmaculada Concepción.
Es un pequeño edificio de planta cuadrada construida en mampostería de caliza, con entrada con un arco de piedra. El primer dato que tenemos es del año 1776, fecha en que el visitador eclesiástico anda a Don José Salazar, arreglar la ermita.
Don José Salazar era un hijodalgo que tenía casa y otras muchas propiedades en Santorcaz en el año 1753. Es muy probable que el fuese el constructor de la ermita hacia mediados del siglo XVIII.
En su fachada principal y en el lateral norte, existen placas y cruces conmemorativas, homenaje de la hermandad del Santísimo Cristo de la Fe a la Brigada Paracaidista (BRIPAC), ya que en ella figuran los nombres de los caídos en la acción paracaidista en la zona de salto de Santorcaz.
Fue restaurada en el año 1986.
ERMITA DE SAN ROQUE
La primera referencia es del año 1776, y estaba a nombre de don Carlos López.
Este señor en 1753 era presbítero de los Santos de la Humosa y tenía algunas propiedades en Santorcaz.
En 1779 el visitador manda reparar las imágenes a cargo de los feligreses, posiblemente porque Carlos López ya no vivía.
Posiblemente su época de construcción seria anterior a 1753 fecha en que Carlos López no vivía en Santorcaz, tal vez en el segundo tercio del siglo XVIII
ERMITA DEL ROCIO
Construida en el año 2011, la Ermita, con claro estilo arquitectónico andaluz y en color blanco y albero, se encuentra ubicada en el Camino de Villalbilla, en Santorcaz. Desde su fundación, el último fin de semana de junio se realiza una Romería en honor a la Virgen.
CASTILLO DE TORREMOCHA y MURALLAS
El castillo de Santorcaz era una fortificación al estilo de las fortalezas de la orden de Santiago en Fuentidueña y Villarejo: un recinto de tamaño medio que no sólo sería la residencia del señor, es decir, del arzobispo de Toledo, durante sus esporádicas visitas a esta jurisdicción, sino que concentraría diferentes dependencias de la administración señorial: la iglesia parroquial, los almacenes en los que se guardaba el fruto de los diezmos y otras rentas en especie que entregaban los vasallos a cambio de protección y gobierno, y probablemente también las viviendas de los servidores de la mitra toledana en este apartado feudo. Este mirador, que permite disfrutar de una excelente vista del poblado carpetano (siglos III-I d.C.) en el frontero Llano de la Horca, está situado precisamente sobre los restos del palacio arzobispal, colmatados por los derrumbes del edificio hasta formar una plataforma elevada. A sus pies quedan restos de la segunda puerta de la muralla, un acceso directo al área residencial protegido por dos torretas de flanqueo.
En época del arzobispo Pedro Tenorio, es decir, a mediados del siglo XIV, la residencia señorial, en principio una torre del homenaje como en tantos otros castillos, sufrió, al igual que en Alcalá, una gran reforma en la que se ampliaron las estancias y los espacios de representación hasta convertirla en un verdadero palacio. La creciente riqueza de la corte arzobispal requería un marco arquitectónico a su altura, aunque pronto empezó a recibir usos menos protocolarios: desde finales del siglo XV, el arzobispado lo utilizaba como cárcel de clérigos y nobles caídos en desgracia. Entre sus muros, estuvieron presos el mismísimo cardenal Cisneros antes de su meteórica ascensión en la corte y la controvertida Princesa de Éboli. Aún estaba en pie, aunque en mal estado a mediados del siglo XIX. Seguramente fue en ese momento cuando empezó a recibir el nombre de Torremocha. El artesonado del salón principal acabó en el Palacio Laredo de Alcalá, donde aún se puede apreciar su rica decoración mudéjar. Aún se puede reconocer y recorrer casi por completo el trazado del recinto fortificado de Santorcaz. Se conservan hasta ocho torres de muy variada tipología: dos cuadradas, cuatro cilíndricas, una de base pentagonal y una albarrana, es decir, una torre exenta unida por su parte superior con el adarve de la muralla gracias a un puente, que se ha perdido. También lucen una enorme variedad de técnicas constructivas, lo que nos habla de que la fortificación sufrió, como es natural, diferentes remodelaciones a lo largo del tiempo.
También se conserva la puerta principal, una entrada dispuesta de forma lateral a la muralla para obligar a los potenciales atacantes a exponer su flanco peor protegido, el derecho, aquel en que portaban el arma, mientras en el izquierdo llevaban el inútil escudo. Esta configuración “en codo” además impedía los ataques frontales, las cargas de caballería pesada y el uso de arietes. En cambio, no quedan huellas del foso y de la barrera –muro bajo que formaba una primera línea de defensa por delante de la muralla- pero sin duda la fortaleza los tuvo.
TORRECILLA O ATALAYA ÁRABE
Torre de la época califal (siglos IX o X) que se halla situada en el cerro conocido por Cuesta de la Torre. La torre tiene planta rectangular de dimensiones interiores de 3 por 6 metros y un espesor de muros de 1,50 metros. Conserva una altura de tres metros en el punto más alto. En las laderas del cerro se ha encontrado abundante material cerámico árabe. Hoy en día, sólo quedan algunos vestigios de ella. Es de acceso libre y se encuentra Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
OPPIDIUM CARPETANO "EL LLANO DE LA ORCA"
Los restos de esta pequeña civilización, hallados ahora, permanecieron adormecidos durante 22 siglos bajo el suelo blando, tapizado luego, hasta hace apenas unas décadas, por cereales. Los moradores de la Carpetania prerromana fueron gentes sedentarias afincadas sobre enclaves como éste, contorneados por cultivos agrícolas y con una trama urbana y viaria que, milagrosamente, ha conservado casi a ras del suelo su misma disposición durante todos estos siglos.
El yacimiento en fase de excavación, está situado en una meseta de 8 hectáreas, conocido como Llano de la Horca, a 500 metros del centro de la Villa. Se trata de un poblado carpetano cuyas estructuras urbanísticas están muy bien conservadas, sin apenas modificaciones posteriores. Su cronología se sitúa entre los años 250 y 70 a.C.
En sus calles paralelas, empedradas y de 5 metros de ancho, se emplazan las viviendas de planta rectangular o cuadrada, con una superficie entre 50 a 100 metros cuadrados, distribuidos en varias habitaciones.
En él se ha encontrado abundante material: monedas hispanas y romanas, material cerámico culinario y de almacenaje de grano, utensilios relacionados con la ganadería objetos de adorno etc.
Este yacimiento puede ser visitado cuando, al finalizar los trabajos de excavaciones, cada año, se celebra una Jornadas de Puertas Abiertas para conocerlo.
LAVADERO
El lavadero se encuentra a 500 metros desde el acceso del camino de la Galiana, en el cruce con la carretera. Se surte de un manantial cercano para llenar su pila rectangular y en realidad, la fuente asociada a este surgimiento es anterior a él. Consta de un frente de sillería y mampostería careada del que surgen tres caños. Dos de ellos vierten en un arca rectangular de sillería toscamente labrada, mientras que el tercero, que se encuentra a la derecha de éstos, abastece una pequeña arca cuadrada de piedra caliza. Desde estas dos arcas salen los canales abiertos que abastecen la pila del lavadero. El canal principal, labrado en dos piezas de piedra caliza, parte desde el extremo del arca mayor tamaño para verter en la pila.
Un murete divide estas dos partes de diferentes dimensiones. Un caño colocado cerca de la esquina suroeste de la pila permite desalojar el agua sobrante en caso de lluvias intensas.
La restauración ejecutada en fechas recientes recuperó el tejado que cubre la pila por sus lados Norte y Oeste. Se levantó un muro de mampostería careada en el que se abrieron los mechinales que reciben los tirantes de la cubierta de madera de una vertiente. Ésta se apoya en cinco pilares cuadrados de madera, que se colocan sobre bases extensas de piedra con forma troncocónica que se sitúan dentro de las pilas. La intervención en el lavadero pretendió también convertir el lugar en un espacio de recreo y descanso. Con este objetivo se procedió a urbanizar parte del terreno frente a él, colocando unos bancos de forja y varias farolas. Unos bolardos metálicos situados en su perímetro impiden el paso de vehículos. Para favorecer este uso lúdico del lavadero, también se construyó un pequeño graderío de mampostería en su muro este. Esta zona de descanso será una excelente opción de ocio para vecinos y turistas si se mejora el camino de acceso y se establece una ruta peatonal que vincule el casco urbano, con el caño alto, el lavadero, las ruinas de la almazara y el conjunto que forman la ermita y el Parque de Nuestra Señora de Orcalez y la Atalaya Árabe.
FUENTE y PLAZA DE LA CONSTITUCIÓN
A finales de 1918 se adjudica la realización de las obras de la fuente y la traída de agua desde La Noria, de acuerdo con las condiciones generales aprobadas por el Ayuntamiento y el proyecto del Instituto Geológico.
En febrero de 1919 ya se están realizando las obras, y en noviembre de 1919 se termina el alumbrado eléctrico de la fuente, lo que indica que las obras ya estaban acabadas.
FUENTE DEL CAÑO ALTO
La fuente del caño alto se encuentra al borde de la carretera M-213, en la entrada del pueblo siguiendo la colada de la Hontanilla. Se trata de un surgimiento natural que nace en el cerro del “Llano de la Horca” y se empleó históricamente como abrevadero, uso que mantiene en la actualidad. Se compone de un gran frente realizado con grandes sillerías de piedra caliza que se adosa al corte del terreno.
En el lateral oriental de este frente se encuentra el único caño que abastece el arca rectangular que tiene igual longitud que el frente que estuvo compartimentada, como delata un pequeño murete interior hoy derribado parcialmente.
PLAZA DE TOROS
Construida en piedra a los pies de la muralla e Iglesia de San Torcuato, fue inaugurada el 07 de septiembre de 1993.